MujerLive

Los días comienzan a vestirse de verde, un día más es un día menos. Ya falta poco para volver a respirarte… ojos cerrados, nariz con nariz, mi boca en tus labios.

Hoy por fin ha dejado de llover, aunque le sucede el silencio… demasiada quietud demasiada calma. Así debe de ser el desierto momentos antes de una tormenta de arena. Nunca la ausencia tan presente, nunca la soledad tan cerca.

El día que vuelvas… sí, prefiero volar en esa dirección… Ese día vaciaré tus deseos y llenaré tu abrazo. Echaremos a patadas, soledades, angustias, tristezas y lluvias. Dormiremos, bien yo en tu pecho, o tú en mi regazo, bajo un edredón de flores, canciones y guitarras además de cierta cantidad de emociones intensas no tan blancas sino más cercanas a la copa vino o al carmín de mis labios. Estaba olvidando que sólo me quiero porque tú estás conmigo, y siendo como eres, si estás conmigo … debería quererme. Ven y recuérdame una vez más cómo me llamo, de qué se construye un sueño, a qué huelen las madrugadas sin quedarse dormido, devuélveme las ganas de reír a carcajadas con tan sólo que tú aprietes ese botón. Ven y déjame mirarme en tu espejo, ese que me devuelve una imagen más esbelta, sin sombras grises en los ojos, más feliz. Ven que te vestiré de abrazos, besos y ternura. Ven para que despierte, estoy quedándome dormida. Ven y dame una sola razón para continuar construyendo el camino. Ven y cierra los ojos, deja que el sol nos sorprenda amándonos, que la luna llegue y las estrellas se mueran de envidia, hasta que salga de nuevo el sol y llegue otra vez la noche y amanezca un nuevo día…